Mi paraíso un campo
sin ruiseñor
ni liras...
sin ruiseñor
ni liras...
Aquellos ojos míos de
1910…
Federico García Lorca
Allá por el aire
la Vega trae albor de melancolía,
y en la hora de la luz glorificada,
al Poeta, serenamente,
le abre su nombre el invisible seno de la Tierra.
la Vega trae albor de melancolía,
y en la hora de la luz glorificada,
al Poeta, serenamente,
le abre su nombre el invisible seno de la Tierra.
Vega abierta.
Amor escondido y enterrada
pena.
¡Oh sacrosanto paraíso del
Poeta,
Vega de Zujaira,
campo silente bordado de
mariposas verdes!
Todo es azul indeciso.
Una música vieja
adereza con voz devota
los campos hermanados
con aires de amarilla
tristeza.
Silencio. Silencio.
Cuna de luz
del más rico en aventuras,
claridades y rebeldías,
nacido a un mundo de ojos
y que se fue sin ellos.
La pasión y el temblor.
La soledad, la angustia,
la muerte
y aquellos ojos de 1910
siempre abiertos al vacío.