Nueve
meses de lucha contra un cáncer de colon, una
cruenta
batalla cara a cara con la muerte, continuas
crisis
de salud y la jerga de la angustia, una jerigonza
extraña,
complicada y difícil de entender, de aceptar.
El
hombre finalmente se murió, no pudo con el
naufragio
de la muerte porque era marinero de la vida.
Así
fue:
1.ª estación (hospital, abril, mayo, 2002).
Pérdida
acelerada de peso. Anemia.
Dificultades
respiratorias. Comienzo de los problemas
para
dormir. Vigilias. Colonoscopia que da como
resultado
la presencia de pólipos cancerígenos.
«Hay que
operar.»
2.ª estación (hospital, junio, 2002).
Pruebas
de anestesia con vistas a una intervención
quirúrgica
de carácter urgente que extirpará o
quemará
los pólipos que están a punto de obstruir
el
intestino. El hombre difícilmente puede defecar.
También
se le extirparán las hemorroides.
3.ª estación (hospital, junio, 2002).
Ecografía
abdominal. En el hígado hay un número
indeterminado
de tumores con metástasis.
4.ª estación (hospital, julio, 2002).
Se
descarta la intervención quirúrgica basándose
en
las siguientes consideraciones:
–
La intervención quirúrgica en el hígado no es posible
debido
a que se encuentra casi totalmente
invadido
(80-85 %) por el cáncer y la extirpación puede
provocar
la muerte.
–
La intervención quirúrgica en los tumores del colon no
es
posible debido a la debilidad que presenta el enfermo.
Además
presenta un estado de anemia bastante agudo.
5.ª estación (hospital, agosto, 2002).
Nueva
analítica. La anemia ha disminuido lo suficiente.
Se
realiza un nuevo preoperatorio.
6.ª estación (hospital, agosto, 2002).
Intervención
quirúrgica.
Extirpación
de algunos pólipos, pero no de su
totalidad.
El hombre consigue defecar
—¡cuánto
luchó por conseguirlo!—
y
al poder hacerlo se le ve sonreír. Estado grave
sin
llegar a crítico.
7.ª estación (hospital, casa, agosto, 2002).
Hemorragia
anal bastante grave que es corregida
urgentemente.
Mejoría apreciable.
El
hombre es dado de alta.
8.ª estación (casa, septiembre, 2002).
El
hombre logra comer. Dietas blandas, hidratación.
Un
día comienza a empeorar de forma alarmante.
Se
inicia un deterioro acelerado de su salud.
9.ª estación (casa, septiembre-octubre, 2002).
El
hombre ya no puede andar, deambula por la casa
arrastrando
los pies.
10.ª estación (casa, octubre, 2002).
El
hombre ya no puede dormir, tiene que levantarse constantemente a orinar. Nuevas
pruebas:
los
riñones no funcionan bien.
11.ª estación (casa, noviembre, 2002).
El
hombre comienza a utilizar una muleta para
desplazarse por
el pasillo de la casa.
No
se sostiene en pie. Un día cae al suelo.
Ya
no puede enderezar su portentoso cuerpo,
pasa
los días en la cama o en su sillón habitual.
El
hombre se está yendo de la vida.
12.ª estación (casa, diciembre, 2002).
Semana
de Nochebuena.
Los
hijos del hombre deciden que cada noche uno se
quedará
a dormir en la casa con la excusa de ayudar
a
la madre. Durante la cena de Nochebuena, intuyendo
que
iba a ser la última que pasarían todos juntos,
se
realiza la última foto de familia.
13.ª estación (casa, hospital, enero, 2003).
El
hombre tiene las piernas completamente llenas
de
líquido. Se agrava el problema de sus riñones.
Ya
no puede respirar adecuadamente.
Ingreso
en el Servicio de Urgencias del
Hospital
Clínico de Ciudad Norte.
14.ª estación (hospital, enero, 2003).
El
hombre es encamado en el servicio de
cuidados
paliativos del Hospital Clínico
de
Ciudad Norte.
Cuando
la madrugada,
cerrados
sus ojos,
decidió
no volver a abrirlos,
el
hombre dejaba la vida,
y
todo
lo que
estaba vivo moría con él.