Cada
tarde vuelvo a tu encuentro
-agotada la luz por el oeste-
como
latido continuo, terso,
de
una nostalgia infinita;
vengo
a contemplarte antes
que
la luz de violeta el crepúsculo abrigue.
Cuando tú llegaste,poesía,llevaba yo por el mundo una mano tendida hacia un poniente florecido y con urgencia, con la urgencia de levantar un telón de silencio.