Soñé
las edades de la inocencia
y
apareció el hombre.
Soñé
las edades del hombre
y
apareció el silencio.
Soñé
las edades del silencio
y
apareció la palabra.
Recorrí
las edades de la palabra
y
nació el verbo.
Avezado
en los nombres del verbo
creció
mi soledad, música de la nada,
sucedida
en mis labios.