José Antonio Amaya Torres,
mi padre
Que
me dejen llorarte
con
lágrimas iguales a versos,
con
lágrimas iguales a cirios,
sólo
quiero
que
me dejen llorarte
a mi manera.
Que
me dejen llorarte
como
lloran los desamados en la madrugada,
como
los desahuciados,
que
me dejen
llorarte.
El
unicornio azul
de
tu universo,
el ocaso violeta de tu sierra
volverán
a latir
liberado
el lastre de tu cuerpo enfermo.
Las
puertas de oro de tu historia
se
abrirán con un blues:
con
el blues de la soledad.
Es hora ya de que despiertes
en el sueño de los gorriones;
ya brilla
el rocío
encima
de las palabras,
ya es la hora,
despierta.
despierta.
Quise
buscar la oración adecuada
para
despedirte, para llorarte
exactamente a la hora de la niebla
pero no pude porque sigo amándote
exactamente a la hora de la niebla
pero no pude porque sigo amándote
aunque tu vida se fue para siempre.