José Antonio Amaya Torres,
mi padre
mi padre
Por qué no te guardaste un poco
entre las nubes violetas de mi otoño
con esa luz tuya que sucedía siempre
fuera de las lindes de los olvidos?
Qué te urgió a partir tan pronto, tan de puntillas,
a dejar cortada mi vida igual que un
lirio pisado dejado en el camino?
Por qué me vienes en forma de trino:
verbo, hálito y rocío,
inundándome el alma cuando respiro?
A veces pienso que algo me ha faltado
por mostrarte cuando todavía
tu ausencia me prende el alma.
Aunque mi boca cantara
como el mar
y mi lengua fuera
un júbilo constante,
mis labios amplios
mis labios amplios
como el firmamento
y mis ojos brillaran
como el viento del oeste,
mis brazos se extendieran
como alas de águilas infinitas
y mis pies fueran ligeros
como ciervos,
no podría agradecerte
tu bondad y tu cariño
hacia mí, padre.