Te estoy esperando, amor, que nunca llegas.
Te estoy esperando, amor, que te resistes.
Te espero sin saber si aceptarías
este lirïo azul que en mi alma existe.
Las soledades mías, redoblegas,
agitas sin pausa el mar que prendiste;
me falta el aire, nunca adintelado,
amor, desde aquel día que te fuiste.
Huérfano de ti, está la vida mía
estremecida por tu aire silente
abierta al tren de la melancolía.
Sin retórica y en abrazo ardïente
en ti amanece mi alma cada día.
Sé tu nombre, amor, lo sabré sïempre.