
No hay olvido, amor,
es el miedo
a morir lejos de tus ojos,
de no vivirte en todas las estancias;
es la angustia
de no contemplarte en la hermosura
de todos tus ensueños;
es el miedo, amor,
es el miedo de no abrigar
la transparencia,
la eternidad,
lejos de tus manos.
Todo mi mundo
tiene el rumbo invisible de tu nombre
que vuelve desde todos los aires,
desde todas las aguas,
desde la desnudez violeta de todas las tardes.
Es el miedo, amor,
es el miedo.