En esta atmósfera de crepúsculo
que no me falten tus labios;
enciende mi vida, puro aire,
conformado en amor por ti.
Déjame vagar
por el tapiz de nácar
de tu recogida ausencia,
por la ternura antigua de tus ojos,
por la paz de tus silencios desnudos descalzos.
Velado tu desnudo al compás de las olas
te vivo,
te respiro,
te deseo.
Ven,
que la hermosura de esta tarde
te necesita para ser eterna
con tu latido, con tu paso,
que no hay soledad ni libertad
que tú no puebles.
Ven,
cércame,
enternéceme,
ámame,
mírame,
pronúnciame,
que no puede mi corazón olvidos
en esta soledad reflejada.