sobre la fronda
ni la estrella que quiere
ser hoja.
Federico
A Carlos Cardeña
Allá por el fondo de serranía
mientras el cielo insinúa un azul de gasa,
la tarde, señora de la danza,
en una marejada de sonidos
y vestida del color de tu nombre,
hace de mi vida
un caminar de luz de agua sin premura.
Campo Campo,
déjame labrar el arco de tu latido,
enséñame con rostro decidido la vida,
llévame al otro lado del silencio,
alza en mi memoria la esperanza,
redime mi alma de llantos ciegos,
devuélveme los besos perdidos,
protégeme de la mano sin dueño,
campo de amor, alba de misterio.