¿Mi alma?
Una armonía rota
que va saltando su demencia
sobre el cojin del tiempo.
¡Cómo la quieren recostar,
aclimatar,
recomponer,
los mortales ha tiempo muertos!
Empeño despeñado del logro,
¡Alborotero!
La locura de mi alma
no puede reclinarse,
vive en lo inquieto,
en lo desordenado,
en el desequilibrio
de las cosas dinámicas,
en el silencio
del libre pensador, que vive solo,
en callado destierro.
Fuerte armonía rota
la de mi alma;
rota de nacimiento;
siembra hoy, más que nunca,
su innata rebeldía
en puntales de saltos estratégicos.