no te encontraba nunca. Me fui a tu encuentro por el dolor. Tú no venías por allí. Me metí en lo más hondo por ver si, al fin, estabas. Por la angustia, desgarradora, hiriéndome. Tú no surgías nunca de la herida. Y nadie me hizo señas —un jardín o tus labios, con árboles, con besos—; nadie me dijo —por eso te perdí— que tú ibas por las últimas terrazas de la risa, del gozo, de lo cierto. Que a ti se te encontraba en las cimas del beso sin duda y sin mañana. En el vértice puro de la alegría alta, multiplicando júbilos por júbilos, por risas, por placeres. Apuntando en el aire las cifras fabulosas, sin peso, de tu dicha. |
Cuando tú llegaste,poesía,llevaba yo por el mundo una mano tendida hacia un poniente florecido y con urgencia, con la urgencia de levantar un telón de silencio.
Antes de juzgar mi vida o mi carácter...ponte mis zapatos, recorre el camino que he recorrido, vive mis penas, mis dudas, mis carcajadas...!!! Recorre los años que he recorrido y tropieza ahí donde tropecé y levántate así como yo lo he hecho...!!! Cada cual tiene su propia historia y entonces ahí podrás juzgarme!!!
(Patricia Elena Vilas, poeta de la República Argentina)