...en un campo
de miradas rotas.
Federico
A Pablo Cecilio
Velan las hierbas
la Vega bañada en plata.
La tarde, breve, anda revuelta.
Mi corazón suspendido en un íntimo cara a cara.
Miro el cielo que amo
como absorto,
desolado,
intemporal,
volando
en medio de un campo
que es sólo existencia.
Y cuando por el inefable
mar de la memoria
inicia el vuelo mi alma:
aparece el niño de los ojos perdidos,
aparece el niño de los ojos perdidos.