Un reposo claro
y allí nuestros besos,
lunares sonoros
del eco...
Federico
A Mateo
Vivir queriendo verme
en el espejo de esta tierra
con el alma dibujada en la quietud
de este campo abierto.
Vivir, en amor estremecido,
el poema encendido de tu nombre.
Vivir, vivir, vivir,
siempre ceñido a tu silencio
y soñar al compás brillante de tu llamada
y dormir en el tierno regazo de tu tierra.
En este cielo tengo mi morada;
en esta tierra, el color de mis sueños.
En esta Vega habita mi memoria;
en estos aires, mi estrella norte.
Nunca supe quién soy
hasta encontrarte en esta tierra, Federico.